miércoles, 24 de mayo de 2017

"Toda esa puta electricidad era una mentira más"


Mentiras y ficciones eléctricas. Félix Prieto, Lucía. (Sala París 15, Málaga; 2017).

Ficciones.
Nuestra vida está llena de ellas.
Las necesitamos para continuar errantes en este mundo, donde las injusticias reinan la corona de la soberbia y el egoísmo.
Ficciones que no se materializan; o sí lo hacen, pero en forma de lágrimas o cristales punzantes.

Comenzando por la ficción más grande jamás creída: la idea de Dios.
Debe morir, decía Nietzsche; y únicamente tras su entierro, el hombre podrá madurar y prosperar.
Qué razón tenías, amigo nuestro.
Dios, quien solo existe en los pensamientos equívocos de pobres esperanzados.
En la psique de aquellos que necesitan inventar ficciones para asegurar su camino en la espesa niebla que nos recubre. (Eh, pero, ¿eso no éramos todos?)

Y como esa, muchas otras.
Son infinitas las ficciones que nos gobiernan.
Como los sentimientos: el amor, la tristeza...

¿Y la felicidad? ¿No es también una ficción? En efecto.
Son destellos que se disipan en nuestro oscuro universo.
No hablo de imposibilidad, pero sí de efímeros y oníricos momentos.
De ficciones, al fin y al cabo.

De eso trata todo en realidad.
Ficciones, tan absurdas como necesarias.
Que inundan nuestras vidas de mentiras. Mentiras que nosotros asimilamos como ciertas.
¡Qué bien se nos da mentirnos a nosotros mismos!

En el fondo, os(nos) comprendo.
Puede que esa sea la única forma de subsistir en este penumbroso mundo terrenal...


Sí, Leiva, toda esa puta electricidad era una mentira más.

domingo, 7 de mayo de 2017

Música, arte, vida

La magia del Poeta Halley. Félix Prieto, Lucía. (Sala París 15, Málaga; 2017).

   Dicen que, hasta que no escuchas un grupo de música en directo, no comprendes lo especial de sus canciones, la importancia de cada uno de los acordes, el significado de sus letras, lo que verdaderamente transmiten, desde una perspectiva mucho más profunda. Bueno, he de reconocer que eso del dicen es mentira; soy yo la que lo dice. Antes de este concierto, Love of Lesbian era solo un grupo alternativo más. No estaba mal, de hecho, me gustaban bastante; pero oye, las canciones eran algo extrañas. Y las letras... ¿Incomprensibles? Llenas de metáforas sin sentido, elementos indescifrables, correlaciones que no tenían a veces ni pies ni cabeza... O eso pensaba.


   Fue comenzar Cuando no me ves y algo se movió dentro de mí. No sé describirlo exactamente. Quizás sería la emoción por adentrarme en algo nuevo, en un viaje astral por el que me conducirían sus canciones. Y así fue. Durante las más de dos horas de concierto no pude más que sumergirme en sus sonidos, sus recitales de poesía. A lo largo de esos efímeros minutos, me hicieron olvidarme de todos esos complejos asuntos que se esconden en los compartimentos de mi mente, sitios en los que solía gritar. Sí, de repente, desaparecieron. Desde luego, puedo afirmar que, aquella noche de viernes, la Luna nos dio el premio que tanto merecíamos: escucharlos (y sentirlos, tan cerca).


   Y creía que ya se iban, finalmente, pero volvieron. Y volvieron con lo más bonito de su discografía: El Poeta Halley. Necesitaba escuchar esa canción en directo. Fue la que dio origen a todo. Y lo hice, al fin lo conseguí. Y fui feliz, no os imagináis tanto. Creo que suena algo estúpido, pero me sentí especial, estando allí, en ese momento, escuchando esa canción especial en vivo, con el grupo a escasos metros de mí, y decenas de personas a mi alrededor que, posiblemente, estaban experimentando algo similar a mí. Me sentí viva. 


   Llegué a comprender lo especial de sus letras, lo que querían transmitir con cada una de ellas. Con tan solo mirar la expresión de Santi, sus movimientos, el énfasis de los músicos, los apuntes antes de comenzar las canciones que más significaban para ellos... Todo, todo me hizo comprender que Love of Lesbian es uno de los mejores grupos nacionales del panorama musical actual, Que sus letras son pura fantasía y sentimiento: hacen viajar, llorar, reir, perderse entre pensamientos, y, sobre todo, consiguen emocionar. Y qué cosa más bonita que el hecho de que el arte de unas palabras combinadas con una preciosa melodía te hagan sentir cosas sin suponer algo material, en este mundo tan superficial y absurdo en el que nos encontramos. Porque no hay tampoco nada más bonito que alguien se desnude de esa forma tan profunda (hablando en un sentido metafórico), y puedas sentir como cada una de sus palabras penetran dentro de ti.


    La conclusión que extraigo de toda esta experiencia que he intentado expresar con palabras es la siguiente: 
Si nos quitan el arte, nos quitan la vida. 
Y no hay arte más bonito que el que se puede transmitir de persona a persona, a través de la música. 



A ti, Santi Balmes, te pido: no dejes de hacer poesía.
Eres el mago que encontramos cuando miramos los ojos. Y, si no hay mago, no hay magia.
No dejéis de acompañar versos llenos de metáforas con melodías.
No dejéis de hacer magia.
Nunca, nunca dejéis de hacer arte.
Porque, por muchas pocas putas ganas de seguir el show que se tengan, como diría el gran Freddie Mercury: 'show must go on'.



Y ahora puedo afirmar, de verdad, que me habéis ganado. 
Os habéis ganado mi voz, mis palabras, mi corazón... 
Ahora yo también soy otra fan de John Boy.


Y...
"Como un día me dijo el poeta Halley, 
Si las palabras se atraen, que se unan entre ellas 
Y a brillar, que son dos sílabas"


   Pero, eh, por qué no compartir, ya que estoy con la referencia a las canciones, un poema (o más bien prosa poética, pues es algo torpe con las rimas) que habla de una chica que era a la vez Oniria e Insomnia, aquella que soñaba, y quizás dormía sin saber:

"Oniria e insomnia,
el poema de las contradicciones.
Como la escritora de estos versos.
Oniria de día, insomnia de noche.
Soñar despierta, despertar soñando.
Dormir inquieta, atemorizada por las pesadillas;
o no dormir, y permanecer horrorizada por la realidad.
Nunca quiso asumirlo, y, por ello, se refugió en sus sueños.
En el sentido metafórico y literal de la palabra.
Soñaba con volar, con huir del mundo y de la vida.
Pero no dormía.
Lo consideraba una pérdida de tiempo.
Pero, cuando despertaba, solo quería dormir.
Llegó incluso a desear dormir para siempre,
sumergirse en un sueño eterno,
fusionarse con Oniria y abandonar a Insomnia.
Pero sabía que la echaría de menos.
Se sintió culpable, y volvió con ella.
Pasó noches en vela abrazando a Insomnia, 
en medio de la oscuridad de sus pensamientos.
Esta le acariciaba el pelo, la consolaba.
Y Oniria observaba en silencio, recelosa.
No podía decidirse por una o por otra.
Quizás fuera Oniria, quizás Insomnia.
Quizás una mezcla de ambas.
Una contradicción.
La de vivir soñando, y morir durmiendo.
Y viceversa"
Atte: la chica de las contradicciones

GRACIAS.