jueves, 19 de enero de 2017

La interpretación de los sueños


La noche más oscura. Félix Prieto, Lucía. (Roma, Italia; 2016).


   Haciendo honor al título de mi blog, El viaje onírico del pensamiento, he decidido escribir una entrada que nada tiene que ver con lo anteriormente publicado. Hoy vengo a hablar de sueños. Pero no de sueños en cuanto a su acepción más utilizada, que tiene que ver con los deseos vitales de cada uno; sino con su significado más abstracto, con ese conjunto de situaciones que "vivimos" mientras nos encontramos entre los brazos de Morfeo. 

   El adjetivo 'onírico', del griego ὄνειρος, (óneiros),"sueños", designa a todo aquello vinculado a las imágenes, sonidos, situaciones... que experimentamos cuando soñamos, al dormir. En otras palabras, como lo definiría la RAE, los 'sucesos o imágenes que se representan en la fantasía de alguien mientras duerme'. En todo momento se habla de fantasías y no de vivencias, pero... ¿Dónde se encuentra realmente el límite entre lo real y lo onírico?

   Quizás esto no sean más que los delirios de una loca freudiana, pero apoyo profundamente la tesis defendida por el padre del psicoanálisis, quien afirmaba que los sueños no son sino manifestaciones de las emociones enterradas en el subconsciente. Según él, todo lo que reflejamos en los sueños son deseos que quizás ni siquiera sabemos que poseemos, anhelos reprimidos, frustraciones, miedos, 'deformaciones oníricas' de todo aquello que nuestro subconsciente ansía o teme. Cada sueño, por extravagante que parezca, aunque se asemeje a un supuesto sinsentido, posee su significado, que podemos obtener a través del análisis y del "método descifrador"; y así lo refleja Sigmund Freud en su célebre obra La Interpretación de los Sueños.

   ¿Y si los sueños no fueran solo sueños? Provienen del subconsciente, de nuestro otro "yo", de un extraño en nuestra propia mente, un nivel de nosotros mismos que no llegaremos nunca a alcanzar. ¿Y si se tratase de recuerdos reprimidos, en ciertas ocasiones, lo que proyectamos mientras dormimos? Esta es mi aportación a la propuesta de Freud. Sería muy posible el hecho de que se nos quiera mostrar aquello que no queremos saber o recordar de nosotros mismos. Es probable que no se trate de las situaciones exactamente como las percibimos cuando soñamos, pero también lo es pensar que los sentimientos (porque sí, en los sueños también sentimos), reacciones o personas y formas de actuar que se nos presentan pueden ser calificados como reales.

   Hoy me he despertado llorando (y no me refiero a unas escasas lágrimas, no). Me he despertado de golpe de un sueño doloroso que parecía tan real que daba miedo. Y es que mis sueños siempre son muy reales, como si de recuerdos que mi mente proyectase se tratara, no de fantasías que mi subconsciente decida trastocar. Además, mis sueños son lúcidos, es decir, puedo interactuar en ellos y decidir qué hacer y qué evitar, así como seleccionar el momento exacto para que desaparezcan. Sobra decir que el hecho de que parezcan tan reales no es sino una tortura cuando se convierten en pesadillas. 

   Pero, a pesar de que comparta fielmente la opinión de Freud acerca de que los sueños tienen más de sueños que de realidad, por muchas manifestaciones del subconsciente que sugieran, no puedo evitar sentirme inquieta a la hora de interpretar lo "vivido".

Al fin y al cabo, son solo sueños... Pero quién sabe si algún día podrían hacerse realidad. O quizás ya lo hayan sido.

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